Antes de que puedas ser un confidente y un consejero privilegiado participando plenamente en la gran conversación de los cielos, debes aprender a dar batalla en las trincheras de tu propia vida personal y el mundo que la toca. Antes de que puedas orar por la construcción de una iglesia de cinco mil asientos, primero debes aprender a orar con éxito para cubrir el alquiler o la hipoteca. Nunca sabrás cómo ganar tu ciudad para Jesús hasta que sepas cómo orar para que tus vecinos y tu familia vengan al Reino. Nunca escucharás las estrategias del cielo para tu nación hasta que sepas cómo escuchar los planes y los propósitos del cielo para tu propia vida.
Oremos:
Padre, todo cuanto necesito es fe del tamaño de un grano de mostaza. Con esa cantidad de fe puedo decirles a las montañas que se muevan. Así que hoy me paro en fe, creyendo que tú satisfarás todas las necesidades y darás respuesta a cada preocupación. Traigo a ti todo lo que me preocupa, sabiendo que nada es demasiado pequeño. El mismo Dios que me salvó puede salvar a mis seres queridos, y también puede cambiar ciudades y naciones. Mi fe está aumentando, aun hoy, mientras dependo completamente de ti. En el nombre de Jesús, Amen!
“«Si tanto te cansas corriendo contra gente de a pie, ¿cómo podrás competir con gente de a caballo? En terreno seguro te sientes tranquilo, ¿pero qué harás en la espesura del Jordán?” Jeremías 12:5
Tomado del Libro: Declara Bendicion sobre tu vida
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