HAGAMOS LA DIFERENCIA
Dios le ha dado favor ante todos aquellos con quienes se encuentre en su camino.
Me fascina la historia de Ester. Apenas diez capítulos encierran un conjunto de acontecimientos que demuestran sacrificio, valentía, sobre todo, fe y obediencia. Aunque pareciera una obra de ficción, fue una historia real, escrita hace muchos siglos.
Las circunstancias que rodearon a Ester al inicio de su trayectoria no fueron muy esperanzadoras. Era huérfana, criada por su primo Mardoqueo, judía de nacimiento, esclava, y ahora, separada nuevamente de su protector, para ser llevada a la casa real bajo un decreto del rey. La diferencia era que ella conocía a Dios. La actitud humilde y el carácter de obediencia que fue formado en Ester, le permitieron vencer el temor ante todo lo desconocido. Es que esto no tiene que ver de qué familia o linaje usted venga, estatus social o económico, o si la vida le ha tratado a las "mil maravillas". Esto tiene que ver con que ya Dios determinó un propósito para su vida, y no importa lo que suceda a su alrededor, o cuán bajo usted haya caído, Dios extiende su mano para sacarlo de lo más profundo, y llevarlo al lugar que Él ha decretado que usted estará.
A menudo, tenemos en mente un plan para nuestra vida, pero ocurre que algo inesperado interrumpe ese plan. Muchas veces, lo resistimos y no nos sentimos a gusto con el cambio. Pero no importa lo que hagamos, esto nuevo parece ser la voluntad de Dios para nosotros. Sabe algo, ¡lo que Dios tiene para nosotros es mucho mejor que lo que nosotros habíamos pensado!
Siguiendo los consejos de Mardoqueo, Ester no reveló su identidad y aceptó someterse a todo lo requerido para cuando le tocara presentarse ante el rey. Ella obtuvo favor con Jegay el eunuco a cargo del harén del rey, quien le asignó las mejores jóvenes a su servicio y la colocó en el mejor lugar del harén. Dios le ha dado favor ante todos aquellos con quienes se encuentre en su camino. Aprenda de Ester a seguir consejos. Pida a Dios que le muestre quiénes son aquellas personas sabias, que pueden darle consejos piadosos.
Su estadía allí requirió de meses de preparación y entrenamiento. Y cuando el día llegó, Ester estaba lista para hacer su entrada triunfal ante el rey. Me imagino que no había en ella temor, porque sabía que para ese momento había sido llamada. Había hecho todo lo que se le había pedido que hiciera. Dios le dio favor y el rey la coronó como su reina (vea Ester 2:1-18).
Sin embargo, a Ester le esperaba la prueba más difícil de su reinado. Mardoqueo y el pueblo judío tenían enemigos acérrimos, y con astucia e intrigas, consiguieron un edicto del rey para exterminar a todos los judíos de aquella provincia. Como que la historia vuelve y se repite, ¿cierto? Es que mientras estemos en esta tierra y seamos gente de verdad y luz, habrá un enemigo que no esté contento con lo que estamos haciendo. Pero seamos dichosos, porque Jesús dijo: "Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece" (Mateo 5:10).
Quizás Ester todavía no entendía por qué tenía que estar en el palacio. Pero cuando llegó ese edicto, entendió el propósito de Dios con ella. Tenía que jugarse el todo por el todo con tal de salvar a su pueblo, y a ella misma. Ella sabía que el protocolo de la corte era que nadie podía presentarse ante el rey, a menos que fuera invitado, ni siquiera la reina. Pero siguiendo una vez más el consejo de Mardoqueo, obedeció todo lo que él le dijo y por su valiente intervención, salvó a su nación y los malvados fueron aniquilados (lea Ester 5-7).
Dios le ha preservado la vida a usted también, para que cumpla los propósitos de Él en su generación. El tiempo y lugar de su nacimiento no son un accidente. Ester estuvo dispuesta hasta morir si fuera necesario, con tal de obedecer a Dios y el propósito para el cual Dios la había escogido (vea Ester 4:14). Dispongámonos a obedecer a Dios en todo, para que hagamos la diferencia en el tiempo y lugar que Dios nos ha permitido vivir.
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